miércoles, marzo 22, 2006

La muerte

En estos días he pensado un poco en todo lo que esta pasando, lo rápido que cambian las cosas y como aunque tu no cambies, todo a tu alrededor puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos.

En mi vida han ocurrido muchos eventos, que han provocado grandes cambios en mi vida, que me han marcado para siempre, o eso creo. De entre estos, el que aún no lograba superar hasta hace poco era mi enfermedad y todos los problemas que me ha traído. Todo esto hizo en mi cabeza un terremoto que movió todo en mi vida, las ideas que pasaron por mi cabeza eran increíbles, todo era muy complejo, todo cambiaba muy rápido. El tiempo no tenía mucho sentido en esos días, no me daba cuenta como pasaba, solo eran días.

Dentro de todo este caos, yo me sentía muy mal, no veía un camino, no sabía que hacer, no veía un futuro claro, no sabía para que estaba aquí.

No se como comenzó en mi cabeza a rondar una idea, la muerte, el no estar aquí. En un principio no sabía porque pasaba esto por mi cabeza, quizás era solo porque no veía nada más, pero lo consideraba algo erróneo. Después ya las cosas no eran tan claras, con el tiempo, los días, cada vez me importaba menos lo que pudiera ocurrir después, no tenía temores, no me importaba lo que podía pasar conmigo. Lo único que evitó que hiciera una tontera fue mi familia, que siempre me ha querido, y que me necesitan mucho.

Al pasar el tiempo y continuar todos los días, haciendo las mismas cosas, con este sentimiento, que en el metro me llevaba a imaginar como se sentiría cuando uno de esos carros te pasa por encima, me agotaba mucho, tratar de estar con mi familia y hacer de su vida algo bueno y en momentos feliz, era el único objetivo que pasaba por mi cabeza, yo no tenía un camino, no sabía que quería.

Ya mis ideas de terminar con todo eran algo habitual, tanto que me acostumbre, ya no me asustaban, pero también estaban mis deseos de poder ayudarlos, de hacerlos felices, y muerto no podría lograr eso. Comencé a imaginar que hubiese pasado si yo jamás hubiese nacido, había cosas buenas y cosas malas. Al final eran solo ideas, pero me ayudaban a no pensar en otras cosas.

Así pasé por dos depresiones, fueron duras, no quería contar a nadie lo que sentía, no más allá de lo que fuera necesario. Logré sobreponerme y los días siguieron, y las ideas también, yo no entendía porque estaba aquí.

A mediados de 2001 ocurrió algo que terminó por definir estas ideas. A mi abuela, la mujer que me crió cuando chico, la que más tiempo pasó conmigo, la que siempre estuvo allí para mi, le encontraron cáncer en un lunar que tenía desde niña, los resultados de los exámenes posteriores tenían una palabra que ahora conozco muy bien, metástasis.

Antes de su ingreso al hospital pasé todo el tiempo que pude con ella, la acompañe como pude, y la tranquilice aunque significara mentirle un poco, lo que fuera para que ella se sintiera mejor, ya que su dolor no le servía.

Ese año fue una pesadilla, a mí nunca me gustaron los hospitales, quizás por todos los accidentes que terminaron allí durante mi infancia, pero ahora odiaba ese hospital, era el J. J. Aguirre. Pasé dentro de ese edificio más de un mes, pasaba todo el día, almorzaba y comía allí, deje de lado todo lo demás, mis compañeros en el curso final se quejaron con el profesor por mis ausencias y decidí salir del grupo, en los otros cursos simplemente los pasé, no se bien como, yo no estaba allí.

Finalmente, y después de momentos muy duros y difíciles, mi abuela murió, la acompañé hasta el final, en los últimos momentos ni siquiera podía hablar, estaba ahí para ayudarla, para escucharla y para acompañarla a los horribles exámenes y tratamientos que debía soportar, sentí que todo eso fue una pérdida de tiempo. Yo quede devastado, simplemente hecho pedazos, ella era una de las personas que yo más quería, uno de los objetivos que más me ayudaban a soportar los días era poder ayudarla, sentí una fuerte sensación de fracaso. El semestre posterior no pude hacer mucho, otra depresión y preferí congelar la universidad por ese semestre.

Todo este tiempo mi cabeza seguía igual, con la misma sensación, una imagen “amigable” de la muerte. Yo estaba cansado de todo, no quería seguir así, por lo que traté de aclarar mis ideas, no quería seguir así. Con esto en mente revise todas mis ideas de la vida y de la razón para estar aquí, considerando las cosas que me había tocado vivir y ver. Me molí los sesos con todos estos recuerdos y pensamientos, estaba agotado, mis días iban de mal en peor.

Quizás no fue buena idea intentar encontrar una respuesta con la garganta aún apretada por la muerte de mi abuela, pero cuando pasó el dolor, algo que me llevó mucho tiempo, las cosas mejoraron un poco. La idea de la muerte, de dejar esta vida, cuando en verdad hay muy pocas cosas que te importen de ella, es algo escalofriantemente simple, en verdad la vida pierde su importancia. Aprendí que la muerte es algo que pasó, pasa y pasará, a ti, a los que quieres y a los que no. Como me han dicho, si hay un problema que no tiene solución, no es un problema, no te preocupes.

Los que sufren con la muerte son los que se quedan, y es debido a lo que pierden, pero hay que aprender que uno tuvo la suerte de tener esa oportunidad, de conocer a alguien que participó de una forma tan importante en tu vida. A ella la quiero mucho, ella era parte de mí y yo de ella, ella está en lo que siento, en lo que sé, en lo que soy, gracias a ella he aprendido mucho, ella en gran parte me ayudó a convertirme en persona, ella está conmigo.

Luego de esta etapa de moler sesos tenía una idea más clara de la vida, o al menos de que es lo que veía yo. Después de todo esto, el hecho de morir ya no me asustaba, ahora solo quería poder aprovechar el tiempo, pero aún me costaba mucho poder seguir adelante. Trabajé con mis amigos, viajé a ver a mi querido primo, pensé y pensé otra vez, buscando que camino seguir, pero estaba ciego, aún no tenía un objetivo, es decir, lo tenía pero no lo veía.

Es ahí donde el año 2005 nuevamente me tocó el destino y me dio una ayudita, con el susto de la enfermedad que sufrí a principios del año las cosas cambiaron una vez más, pero a diferencia del 97, ya no era alguien que se asustaba por el idea de la muerte, solo pedía que si me tocaba, que fuera rápido, no quería que por acá pasaran otra vez por el calvario de estar en un hospital. Lo bueno es que no pasó nada, pero a mí si me pasó algo, me cansé de esperar una señal de que camino seguir, y comencé a buscar.

El tiempo ha pasado y creo que he encontrado mucho más de lo que esperaba, cada vez veo más claro que soy, o mejor dicho, quien soy. Mi visión de la vida y la muerte es bastante sana, no temo morir, más temo no vivir, después de tantas cosas al final creo que a este gran dolor le saque provecho. Ahora cuando pienso en morir no me asusto, al menos sé que por el momento no me interesa esa opción, quizás después si, quien sabe, pero por el momento sería una estupidez, puedo hacer muchas cosas.

Quizás me ha ayudado el haberme acercado a las ideas del budismo, que aunque no he hecho más que leer algunos libros, me han ayudado a tener las ideas más claras, ideas que me permiten no temer al final, no lo sé. Lo único que sé es que ahora poco me importa lo que pase después de la muerte.

No se bien si comparten mis ideas, lo más probable que no, esta es una de las ideas que en algún momento de la vida te ataca sin piedad, a mí me tocó ahora y llegué a esto, y me ha servido para estar más tranquilo y querer más cosas, me ayudó a estar disconforme con lo que tenía y buscar respuestas.

Creo que a pesar de todo, no tuve mala suerte.

4 comentarios:

Ya no me enganas, descubri tu blog dijo...

Notable retrospectiva y balance de tu vida. Me sorprendió que un post con título "La muerte" tuviera una mirada tan optimista. Creo que tienes razón, a fin de cuentas es el temor a lo desconocido, no el temor a la muerte. En la vida hay muchas cosas a las que le tememos, pero es precisamente la muerte la que nos da valor para enfrentarlas, porque si no, nos moriríamos sin saber qué habría pasado si hubiéramos enfrentado esos temores.

Saludos

ED dijo...

Creo que el no tener una experiencia cercana a la muerte me pone en desventaja.. y me aterra, de verdad me gustaria sentir lo que tú, pero no puedo.. me acuesto y me levanto pensando en la muerte, y no me siento preparado para lo inevitable.

Steppenwolf dijo...

Difícil pregunta... no estoy seguro hasta el momento si lo que estoy haciendo me esta ayudando, hasta el momento ha sido terminar con mi insoportable necesidad de esconderme, de no estar. Me ha ido bien, o al menos me siento mejor, estoy hablando más y conociendo a más personas.

Ahora viene lo difícil, comenzar a vivir la vida que he elegido, ya está definido el proyecto, pero ya está en etapa de requerimientos (jejeje, imposible que no me salga lo cuadrado).

Espero pronto poder "comunicarles" más avances (obviamente no con lujo de detalles), se que vienen varios porrazos, pero también eso que me he perdido por tanto tiempo, y hasta donde veo ahora, vale la pena, al final, es lo que hace que esto tenga sentido.

Pablillous dijo...

vivir es morir un poco dicen por ahi...

sentir la muerte cercana es entenderla y aceptar el proceso natural..

quiza lo mejor sea tratar de vivir mas y mejor..