sábado, septiembre 17, 2005

Por el principio ...

Cuando cree este blog, después de leer muchos otros y ver como se podía lograr una comunicación sincera de una forma tan sencilla, solo pensé que yo quería eso, pero ahora puedo decir que es complejo esto de la página en blanco.
A mi cabeza vienen muchas ideas que siempre he querido contar a mi hermana, a mi primo, mis amigos, a los que tengo a mi lado, pero siempre he callado. Son cosas que uno arrastra y no permiten sacar los secretos al aire.
Con todo esto en la cabeza y después de mucho imaginar, solo puedo pensar en “comenzar desde el comienzo”, suena lógico.
El lió es que en estos momentos no es mucho lo que recuerdo claramente de mi infancia, solo algunas cosas, algunas imágenes, y cosas que me han contado, que he escuchado. No se como es en el caso de ustedes y cuan seguros están de lo que saben, lo que es yo, después de muchas cosas que han pasado, a mi cabeza no le creo mucho, pero no me queda otra.
Como les debió ocurrir a muchos que tienen mi edad, el día del año 1974 en el que nací había toque de queda, mi mamá me cuenta que detuvieron la ambulancia cuatro veces antes de llegar al hospital, y por supuesto revisaron a mi mamá en cada oportunidad. A ella se le ocurrió mejorarse en un hospital público, ella no pensaba encontrar grandes diferencias a lo que podría encontrar en una clínica. Eso fue un grave error, ella, en todos mis cumpleaños, me cuenta cuan difícil fue mi nacimiento, y cuan mal lo pasamos esa noche.
Luego, de niño, muy niño, el único hecho importante que sé que ocurrió, y de eso estoy seguro, ocurrió debido a que yo era muy intruso, mucho, tanto así que a los 2 años de edad, y junto con la ayuda de mi primo, logramos dar vuelta sobre nosotros una cocina de cuatro platos, y sobre ella, dos ollas llenas de agua hirviendo. Se que suena bastante trágico, y a todo familiar que pregunto sobre el accidente me cuenta lo terrible que fue, pero es muy raro cuando te cuentan algo así, y ves todo lo que pudo significar en tu vida, y lo único que quedo en tu persona fue una bonita cicatriz (en toda tu espalda y tu brazo), nada más, gracias a Dios estos recuerdos ya se ven pequeños. Es raro, de niño hasta me gustaba jugar con fuego.
Todos me dicen lo terrible que fue, pase cuatro meses en el hospital, y casi casi no la cuento, todos me hablan de lo mucho que cambie, y quizás sea la otra cicatriz que me dejo esta experiencia, yo soy alguien muy, pero muy solitario. Durante los cuatro meses que estuve en el hospital no permitieron que yo viera a nadie de mi familia, por instrucciones del médico, y creo que esto también me afecto. Bastante rara la medida del doctor, pero mi familia no se atrevió a contradecir lo que decía.
Bueno, yo solo me conozco después de esto, y desde pequeño fui alguien que observaba mucho, pero que no gustaba mucho de jugar con los demás. Solo tenía a mi primo, que era mi mejor amigo y se quemó junto a mí y a mi hermana, eso era todo.
Después de esto solo recuerdo como jugábamos en la casa durante el invierno, y como corríamos por el pasaje donde crecí, dado el momento vivíamos junto a mi abuela, mis padre no tenían como conseguir los medios para comprar una casa, historia de muchos, pero gracias a estos años viviendo con tantas personas, aprendí mucho sobre como relacionarme con las personas, sin necesidad de compartir los que yo sentía.
Al crecer me hice de mucho amigos en el pasaje, éramos muchos niños, no me puedo quejar mucho, luego entramos al colegio, y se que siempre en la televisión muestran a los niños llorando para no dejar a los papas, pero me acuerdo que el primer día de clases yo lloré cuando tenia que volver a casa, siempre se ríen de mi cuando lo recuerdan, la profesora me dijo que podía ir a mi casa, pero no se bien que pensé yo, pero salí corriendo de la sala, y recorrí casi todo el colegio con mi profesora persiguiéndome. Uf, que manera de comenzar el colegio. Pero el hecho de entrar al colegio me enfrento a la necesidad de relacionarme con otros sin mi primo ni mi hermana, hasta donde recuerdo, me gusto bastante, era mejor que estar en la casa con tantos niños con los que jugar, que más podía pedir.
Esos momentos fueron buenos, y salvo una “pequeña” bronconeumonia en el invierno, fue muy bueno. Me hice de amigos, me costo un poco pero era entretenido.
Y después ………., bueno, les debo advertir que a veces esto parece de película. Mi primo, mi mejor amigo, mi hermano, vivía con nosotros debido a que su madre fue a probar suerte a Francia, poco después de su nacimiento surgió la posibilidad de viajar debido al golpe militar, no se bien que paso con su padre, pero él vivía en casa de mi abuela junto a nosotros. Fue en 1983 cuando mi tía volvió, yo sabia de su regreso y se lo oculte a mi primo para que fuera una sorpresa, estuvo durante un mes, el motivo de su visita era buscar a mi primo, y llevarlo a Francia. Yo era muy chico para comprender que es lo que iba a pasar, pero fue en el aeropuerto, cuando veía como despegaba el avión, que comprendí lo que pasaba, desde ese entonces no me agradan los aeropuertos.
La partida de mi primo, de mi hermano, creo que fue lo que término por cambiar mi forma de ser, después de ese día, no recuerdo haber llorado por algo, no recuerdo haber sentido a un amigo como a mi primo, suena trágico, pero es lo que recuerdo. En ese momento tenía 8 años.
Después de eso, no recuerdo mucho, días en el colegio, como todos los días. Días en la casa de mi abuela como todos los días, donde no era raro ver discusiones, algunas bastante fuertes. Lo que era lógico al compartir un espacio reducido junto a algunos de mis tíos que debido a la crisis del 81-82 perdieron como nosotros sus casas.
Esto es lo que recuerdo de mi niñez, dicen que uno recuerda solo las cosas malas, y parece que es cierto, porque debo decir que pese a todo esto, en casa, con mi primo y mi hermana, son los mejores recuerdos que tengo.
Ahora pienso en lo que ocurrió y la mala suerte que se puede ver en todo esto, pero no se si lo querría de otra forma, después de todo, eso me ha ayudado a ver las cosas como las veo hoy, mucho de esto marcó para siempre mi forma de ser, y no solo en la soledad que elegí la mayor parte del tiempo, sino en las cosas que aprendí a disfrutar, las cosas que veo ahora, cosas que me han ayudado a superar los problemas que encontré después, bueno, los que pude superar. Al fin de cuentas, todo eso es parte de lo que soy ahora, lo recuerde o no, y sumando y restando no estoy decepcionado.

1 comentario:

Ya no me enganas, descubri tu blog dijo...

Hola.

Estoy leyendo desde el principio. Me llama la atención no haber descubierto antes tu blog (no es que te conozca, en todo caso, para que no te asustes), porque vengo leyendo blogs desde hace varios meses.

Me gustó mucho este post, bello relato. Las gracias a don Barro por, a través de su blog, haber descubierto el tuyo.

Vamos a ver cómo sigue...

Saludos