miércoles, septiembre 21, 2005

La universidad y una vida nueva

El último post me dejó helado, hace mucho tiempo que no pensaba en mi colegio, en mis amigos y en “él” (vean el post anterior). Durante todo el día he tenido recuerdos del colegio, y de todo lo que sentía, el problema es que me cuesta un poco ordenar las cosas, y así no se como postearlas, si después logro ordenar mi cabeza les contaré más de mis experiencias.
Lo otro que me ocurrió es que después de acostarme, que fue como a las 4 de la mañana, tuve unas pesadillas muy raras, se que fueron pesadillas por como desperté, asustado y con pena, aunque no puedo recordar casi nada, solo que en mi sueño mi madre había muerto. Tenía el corazón apretado.
No comenté con nadie el sueño, no se porque pero no me gusta hablar de esas cosas, otra tontera.
Ahora… nos quedamos en mi salida del colegio, bueno, les conté ya de todo lo que me pasó al abandonar todo ese “mundo”. Después de mi salida rendí la antigua PAA, me fue bien y pude entrar a la carrera que quería, Ingeniería Civil en la Chile. Estaba muy contento y en mi casa también, aunque aun no sabía muy bien de donde sacar la plata para pagar, si no me daban el crédito, iba a ser muy difícil.
Yo fui muy ingenuo, por no decir otra cosa, al asistir al primer día de clases, recuerdo que para variar llegue atrasado, y aún viendo a todos los alumnos sedientos de pelo que estaban fuera de la sala, entre de todas formas.
En la sala todos estaban con una cara de miedo, todos blancos escuchando como gritaban tras la puerta, en la pizarra estaba el profesor, o el que creíamos profesor, ya que después lo vi asistiendo a clases de los cursos más avanzados. Todos nos mirábamos y nadie entendía como diablos íbamos a salir de ahí, la puerta estaba sitiada y por las ventanas era muy riesgoso saltar.
Cuando el “profesor” decidió que ya era tiempo de terminar la clase, abrió la puerta y se abalanzaron sobre nosotros decenas de sedientas tijeras, nos quitaron una zapatilla a todos, y nos rociaron con vinagre, todo un deleite. Entre toda la confusión pude ver a un amigo mío, lo conocía de mi casa, habíamos compartido muchos cumpleaños cuando niños, el era mayor que yo, por lo que nuestra amistad había decaído mucho, estuve a un pelo de saludarlo, pero lo que quizás fue instinto de conservación evitó que cometiera semejante estupidez, después supe que el estaba en esa sala en particular no por obra y gracia de la fortuna, el me estaba buscando, y de haberlo saludado, el me hubiese dejado calvo. En esa confusión pude ver a muchos de mis compañeros saltando por la ventana a pesar de la altura, otros trataron de atravesar la pared de brazos que estaba en la puerta, yo… me dedique a hacer lo que hacia mejor, tranquilamente entregue mi zapatilla y me dedique a observar el desastre.
Cuando hubo pasado la confusión, pague por la devolución de mi zapatilla y salí tranquilamente por la puerta, al parecer la tranquilidad de mi expresión me salvó de la masacre. Tranquilamente comencé a caminar hacia el patio central de la facultad y me entretuve admirando toda la dantesca imagen, compañeros míos atrapados en las ventanas del segundo piso eran amenazados con una tijera de jardín, otros siendo perseguidos con sus poleras rotas por varios muchachos enmascarados, otros en el suelo amarrados sin sus zapatillas, todo un caos.
Ahí estaba yo, caminando tranquilamente, nadie se percataba de mi presencia, nadie intento hacerme nada, todo muy raro. Después de pasearme por cerca de una hora, me aburrí y volví a mi casa. Puedo decir que a mi no me mechonearon, y en esos tiempos el mechoneo era en serio, no como ahora.
Luego pasaron los días y las semanas… y los controles, con esas benditas hojas de papel borraron de forma muy rápida todo el orgullo que traía del colegio, mi primera prueba y mi primer rojo, algo de lo que me jactaba en el colegio era de no haber nunca sacado un rojo, y en la universidad se encargaron de ese record con una dolorosa facilidad.
Todo era muy confuso, yo había conocido algo del mundo universitario en el colegio cuando participe en estas olimpiadas de física organizadas en la USACH, y estaba conforme con mis resultados, en la primera que participe salí sexto!!!, esa experiencia me enseño algo, pero no todo, mi primer semestre fue desastroso, de no ser por el hecho que en la Chile en el primer año lo ramos son anuales, habría repetido. El segundo semestre, ya más habituado a las torturas universitarias, logré recuperar mis promedios y pude superar el primer año.
Durante ese primer año continué con los rollos que traía desde el colegio, con mi homosexualidad, con los recuerdos y las ganas de verlo, a “él”, durante el primer semestre, además de los rojos no conocía a nadie en la universidad, me costó mucho hacer amigos, claro que esta vez creo que inconscientemente busqué amigos que no pudieran “interesarme”, no quería pasar por el momento por la situación del colegio, quería estar tranquilo y sin líos en la cabeza, no había tiempo para eso. Cuando las cosas comenzaron a ir mejor, pude comenzar mi vida social, y encontré buenos amigos, pero no quería volver a ser el que era en mi colegio, así que traté de hacer lo que quería cuando quería, salvo algunos inconvenientes provocados por algunas discusiones, la relación con mis nuevos amigos fue muy buena.
Ya en segundo año y con la mente más “despejada”, surgió nuevamente la interminable disyuntiva, el ser o no ser… gay, eso me atormentaba mucho aún, ya en la universidad trataba de imaginar como seguirían las cosas después, y aun no tenia respuestas. Con las fiestas y las personas que se conocen, intente probar la vida “normal”, reuniones y fiestas eran el ambiente adecuado, pero francamente no me encontraba cómodo, no lo sentía “correcto”.
Después de todo esto, y después de sopesar todo los pro y contra, casi siempre elegía el poder tener una familia, no sabía como, pero eso era lo que quería, y digo casi siempre porque cada vez que veía a uno de mis compañeros “especiales”, esos que hacen mirar con “ganas”, la convicción de lograr una familia perdía mucha de su fuerza.
Así pasaron los años, no puedo decir que me iba muy bien, pero al menos en el área que me interesaba no tenía problemas, el bendito plan común de la Chile francamente es algo asqueroso.
Recuerdo que uno de esos años, con mis amigos hicimos un viaje a Coquimbo, fue muy divertido, lo pase genial, poco a poco comencé a ver mi futuro, mi vida fuera de casa, donde a pesar de ya no estar donde mi abuela, las peleas y discusiones no cesaban. Todo esto fue provocando que la relación con mi familia fuera cada vez más distante, salía temprano en la mañana, regresaba en la noche, los fines de semana, a veces fiestas, pero no soy muy de ese estilo, así que no eran muchas. Con mis dos padres trabajando, casi no se preocupaban por mí, quizás por mi costumbre de estar “solo”, ellos también se habían acostumbrado a que yo no los necesitara. Salvo mi abuela, que era donde yo comía todas las tardes, no mucha gente compartía conmigo.
Cada vez me distanciaba más, me endurecía más, simplemente ya no compartía con nadie. Con mis amigos, a pesar de estar con ellos, no tenía una relación muy cercana con ellos, jamás hablaría de lo que pasaba por mi cabeza con ellos, simplemente no podía, mi costumbre de estar solo no había cambiado.
Ya habían pasado cuatro años, ya tenía decidida mi carrera y había comenzado con los cursos de la especialización, tenía en cierta manera cual era mi camino profesional después de salir de la universidad, tenía mis planes, salvo el más importante, gay o no gay… he ahí el dilema, finalmente decidí terminar mi carrera tranquilo, buscar alguna chica simpática con quien poder formar una familia, y conseguir lo que en ese momento era algo muy importante para mi, hijos y que ellos tuvieran una vida feliz y tranquila. Creía ciegamente que eso era posible, y que podría contra mis “impulsos”.
Bueno, aquí termina esta etapa, ese verano, después de terminar el cuarto año en la universidad, comencé lo que era mi primera práctica profesional, era el año 1997.
En ese verano cambio todo.

2 comentarios:

Ya no me enganas, descubri tu blog dijo...

Esto ya es demasiado calcado. Lo que me desespera es pensar que si tanta gente pasó por lo mismo y lo manejó de la misma manera, a fin de cuentas, a pesar de lo bien que yo pensaba que había disimulado, el tema debe ser prácticamente evidente para cualquiera... cualquiera que conozca del tema, por experiencia propia o ajena... :S

En lo que diferimos es en lo de querer tener una familia. Debe ser que yo soy tremendamente egoísta, sólo pensando siempre en mí.

Montag dijo...

Me temo que yo tambien tengo una experiencia similar... y extrañamente en muchos, muchos puntos.
Solo hace poco encontré tu blog....interesante.

saludos,

F.